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Felicidad

Actualizado: 9 feb 2023

Para poder empezar a trabajar a nivel psicológico y producir un cambio real en nuestra mente, es primordial aprender las bases de qué es la felicidad, cómo se consigue, qué es sufrimiento, cuál es su origen y cómo se erradica.


Éste es un tema enormemente amplio. Es el origen y la razón de existir del budismo. Aquí sólo vamos a dar una muy breve pincelada para asentar las bases que nos permitan entender un poco toda la psicología que viene detrás y que tiene sus cimientos en estos conceptos.


Felicidad y sufrimiento van unidos, y no se puede entender el uno sin el otro, pero voy a separarlo en dos artículos porque si no será demasiado extenso y pesado.


En éste vamos a hablar acerca de la felicidad, en el siguiente artículo trataremos el sufrimiento.



Lo primero y lo más fundamental que hay que entender es que todo ser vivo busca ser feliz y verse libre de sufrimiento. Como objetivo primordial y absolutamente siempre. Parece algo obvio y simple pero no lo es tanto. Entender de manera profunda que todos los actos que realizan las personas, todos, siempre, están buscando desesperadamente conseguir felicidad, cambiaría mucho nuestra visión y compasión hacia otros y hacia nosotros mismos también.


Es cierto que muchas veces parece que el objetivo de ciertos actos y ciertas mentes vayan enfocados exactamente en la dirección opuesta, a la de generar sufrimiento tanto en ellos como en otros. Pero eso es sólo debido a la confusión y a la ignorancia, acerca de la realidad y acerca de la mente. Nadie, nunca, quiere sufrir (ni hacer sufrir a otros, ya que va íntimamente ligado) deliberadamente. Es una mala manera de buscar felicidad por donde no la hay.


El segundo concepto sería que nuestra felicidad y la felicidad de los otros están totalmente vinculadas. Es decir, no podemos tener verdadera felicidad sin buscar activamente la de otros, y no podemos estar buscando la felicidad de otros sin que se genere felicidad en nosotros.

Esto va bastante a la contra de lo que la sociedad en este momento nos está vendiendo. Incluso desde entornos aparentemente cercanos al budismo, como puede ser el mindfulness, lo que está en boga ahora es centrarnos en nosotros mismos, en nuestra paz mental, bienestar físico y psicológico y alejarnos del mundanal ruido y los problemas ajenos. Y eso, por sí solo, nunca nos va a traer felicidad real.


Buscando solamente nuestra propia felicidad no vamos a encontrar nada más que sufrimiento. Buscando la felicidad de los que nos rodean, encontraremos también la nuestra.



Asentados estos dos conceptos, estaría bien definir un poco qué es realmente felicidad y qué no lo es.

La felicidad es una sensación de bienestar interior, derivada de cultivar y enfocar nuestra mente. ¿Hacia qué? Hacia la compasión, la generosidad, hacia un comportamiento ético…En una persona feliz, la mente está entrenada para no verse presa de las emociones perturbadoras (ira, celos, tristeza…) y se siente una íntima conexión con todos los demás seres, porque se entiende realmente la interconexión entre todos nosotros y se desea librar a todos de su sufrimiento.


La felicidad es un estado mental, por lo que no depende de causas externas. Puede ser estable y duradera sin tambalearse dependiendo de qué esté ocurriendo ahí afuera. Esto nada tiene que ver con vivir en paz y armonía en la soledad de una montaña, ajeno física y emocionalmente a todos los problemas del mundo, pues como acabamos de ver, una mente feliz está principalmente enfocada en aliviar el sufrimiento de otros.


Por último, nada tiene que ver el placer con la felicidad. Nada. Esto lo trataré más adelante en otro artículo, porque creo que es algo que en estos momentos está totalmente confundido en nuestra sociedad. Tumbarse al sol en las Maldivas, tomar un café tranquilamente en el Starbucks, darse un masaje o ver una buena película no tiene nada que ver con la felicidad. Y perseguir eso constantemente sólo nos aleja más de nuestro verdadero propósito.


Dicho todo esto, ¿es realmente posible ser feliz?

Sí, es posible.


Ahora bien, ser feliz de manera totalmente estable, sin ser bamboleado por nuestras emociones, por las condiciones externas, manteniendo un equilibrio mental y una ecuanimidad y compasión constantes, pues es muy muy difícil. Requiere muchísimos años y varias vidas llegar a eso. Creo que sí hay cierta gente, monjes budistas sumamente entrenados, que han llegado a ese estado de casi perfecta felicidad. Pero no es nuestro caso y, por lo menos yo, no creo que en esta vida pueda llegar a eso. Tenemos trabajos, familias, poco tiempo y poco dinero. Pero no es cuestión de todo o nada.


Cambiando ciertas ideas arraigadas en nuestra mente, ciertos patrones de comportamiento y con algo de práctica, podemos cambiar mucho nuestras vidas, generando felicidad en nosotros y en otros. Es sólo cuestión de saber qué hay que hacer, porque querer, todo el mundo quiere ser feliz.


 
 
 

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